miércoles, 27 de octubre de 2010

¿ya pasó lo peor???

Acabo de leer un breve y formal recado, en donde mi papá agradece en nombre de nuestra familia, el apoyo recibido por parte de los amigos durante la contingencia del huracán Karl.

Eso me recuerda que tengo pendiente una narración de algo -que creo- es importante compartir.

El día que el huracán llegó al puerto de Veracruz obviamente llovió mucho, pero lo más impresionante –para mí- fueron dos cosas: primero, la gran cantidad de árboles que se cayeron; segundo, las noticias.

El gobernador Fidel Herrera apareció todo el tiempo en el canal local diciendo que el plan que implementaron fue el mejor del universo, que el saldo era blanco, que ¡qué felicidad!, que ¡Viva Veracruz! y que ¡Viva él y su equipo!.

Al otro día, el sábado 18 de septiembre, en la página de inicio de mi facebook se veían recados como “que hermoso día hace en Veracruz, adiós Karl” o “Karl: mis respetos, cerraste los oxxos”, y en efecto, el sábado Karl ya era pasado, los pájaros cantaban y el cielo estaba celeste celeste.

Por la mañana, la gente de la colonia donde viven mis padres se dedicó a limpiar el frente de sus casas. Llegaron camiones por los árboles caídos. Uno de mis hermanos y yo, que estábamos ahí para “pasar el puente del 15”, decidimos que, como no estábamos ayudando, mejor nos íbamos a pendejear a “plaza las Américas".

Por ahí de las cinco de la tarde, mientras caminábamos por dicha plaza, mi papá me llamó. Me dijo que no fuéramos a la casa, que estaban evacuando la colonia, que ellos nos llamaban y punto. Lo primero que pensé fue: pero no está lloviendo. Después llamé a una amiga jarocha -mucho mejor informada que yo- y ella me dijo lo que pasaba: habían decidido abrir las compuertas de un canal de aguas negras que da al río ya que muchas colonias se estaban inundando, y al parecer al abrir esa compuerta el agua que venía del río se desviaría e inundaría colonias como en la que mis padres viven.

Pasaron un par de minutos y llamé a casa de mis pas. Mi mamá contestó. Le dije que por favor trajera mi mochila, que a dentro venía mi lap. Mi mamá con voz agitada me dijo si si si y me colgó.

Recordé los álbumes de fotos! Pensé en ellos porque estaban hasta abajo del librero. Total, si el agua entraba a la casa –cosa que dudábamos, porque nunca había entrado- pues había que subir lo que estuviera al ras del suelo. Volví a llamar: -mamá sube los álbumes- Me volvió a decir si si si y otra vez me colgó. En ese momento caí en cuenta de todas las cosas que estaban al ras del suelo… Confieso que no me preocupé mucho porque en el fondo, no pensé que el agua entrara a la casa, y que si estaban evacuando era por mera prevención. Creo que eso lo pensé yo y otros mil habitantes de la colonia…

Por ahí de las 9p.m. las calles se cerraron. El agua ya circulaba por las banquetas y ya ni las camionetas podían pasar.

La primera noche la pasamos en unas habitaciones de la empresa donde trabaja mi papá. El perro y el gato de mis papás se quedaron en la azotea de la casa.

Al otro día, la prioridad era ir por Negus y Bilbo. Al llegar a la avenida Miguel Alemán el agua se desbordaba. Todo lo que se alcanzaba a ver tenía más de un metro de agua. Agua de drenaje mezclada con agua de río.

Había mucha gente en la entrada de la colonia -bueno, la entrada en la que estábamos porque hay muchas-, la gente salía en lanchas que pescadores habían prestado o en las de la marina. La instrucción era: sólo humanos. Así que si queríamos sacar a nuestras “mascotas” teníamos que arreglárnosla por nuestra cuenta.

Gente desesperada por sacar a sus “mascotas” se iban hasta en tablas de esas que usan para aprender a nadar. Vi varios perros y gatos en las tablas y sus dueños nadando y empujándolos (voy a conseguir las fotos).

La vecina de enfrente nos prestó una lachita ¡¡inflable!! Si, eso fue lo más que logramos..Antes de medio día salió mi papá y un amigo remando, a los veinte minutos regresaron con el labrador. El gato, que es viejo y miedoso, no quiso salir, se aventó al agua.

Yo sentía mucha angustia. Era una necesidad muy grande de ver la casa, quería saber cómo estaba aunque no pudiera hacer nada, sabía que una vez que la viera mi angustia cedería.

Unos vecinos consiguieron una lanchota. Daban rondas por toda la colonia sacando gente. Les pedí que me dieran “un aventón” a mi casa y lo hicieron. Al llegar sólo tuve que estirar las piernas para subir a la azotea. Caminé en dirección al patio de atrás y ahí estaban mi papá y mi hermano con el agua a la cintura tratando de subir cosas a un cuarto que tenemos en la azotea. El agua olía muy mal.

La casa es de un piso. Las cosas flotaban. El buró de una recámara estaba en la cocina. Se perdieron muchas cosas, muchas cosas materiales. Unas reemplazables, otras no. Fotos flotaban. Cuando caminaba dentro del “estudio” sentía horrible al pisar mis libros, ya que los libreros eran de conglomerado y al mojarse se desplomaron. Perdí todos mis libros. Toditos.

Bueno, en realidad me estoy extendiendo muchísimo más de lo que quiero. El objetivo de este post no era relatarles lo que se perdió en casa de mis padres. Lo que en verdad quiero compartir es otra cosa.

Lo que quiero compartir es que todo este desastre ¡pudo haber sido mucho menor! Que en verdad hay municipios que quedaron prácticamente bajo el agua. Que mientras el agua bajó y nosotros sacábamos libros, fotos y muebles, había gente que sacaba los restos de sus vecinos. Que no es justo que el gobernador haya dicho “la libramos y somos unos chingones” mientras el agua bajaba de las montañas. ¿Cómo es que no se dieron cuenta? ¿En verdad no podían saberlo? ¿No tienen un registro de los niveles que suben los ríos cuando llueven ciertas cantidades? Es que carajo! Con una simple operación como una regla de tres se puede saber cuánto iba a subir el nivel. Tuvieron más de 20 horas!!! 20 horas para evacuar!! Para que la gente se fuera, para no dejar a Veracruz bajo el agua.

No quiero ser maquiavélica. Pero las hipótesis que se manejan son varias, entre ellas que el fondo para desastres naturales le conviene muchísimo al gobierno de Veracruz, sobretodo después de la campaña de este año en la que el gobernador apoyo “con todo su poder” al candidato electo de su mismo partido. Y qué decir de los grandes gastos que tuvieron y que ahora podrán justificar con los estragos del huracán.

Duele estar en la azotea pensando en todos los que no llegaron en lancha al otro día a rescatar a su gato. Duele pensar en que mientras yo sacaba mi colección de cuentos a la basura hubo gente que perdió a sus hijos. Sin ánimos de dar la nota roja, quiero mencionar que cuando llegó el agua a fraccionamientos como Puente Moreno murieron niños. Niños que iban de la mano de sus abuelos o padres. A ellos les llegó el agua de golpe y se los llevó.

En el municipio La Antigua, el río se desbordó por cuadras enteras. Y yo, yo recuerdo perfectamente, p-e-r-f-e-c-t-a-m-e-n-t-e cuando Fidel al otro día del huracán decía en la televisión que el plan que habían implementado era lo mejor, que Veracruz había estado preparado y sobretodo: que lo peor ya había pasado.

Les podría contar más de las dos semanas extras que pasé ahí. La sensación de escuchar un helicóptero distinto cada 3 minutos. Lo chingón que sentí al ver llegar (sin avisar) a l@s amig@s de mis papás, que vistiendo unas fachas igual de ridículas que las nuestras y sin decir gran cosa tomaban una escoba y se ponían a limpiar; o que descubrí que la cal parte la piel cuando las ampollas aparecieron en mis pies; o las maravillosas tardes donde mi hermano y yo nos partíamos de la risa en la azotea contando anécdotas como terapia para el estrés; o contarles de los 7 colchones distintos en los que dormí en esas dos semanas. Pero mejor eso se los cuento poquito a poco.

¡Existen tantas injusticias por parte de los gobernantes! En estos momentos me pregunto cómo hay gente que puede decir que no le importa la política. En verdad no les importa la clase de gente nos gobierna? Ni siquiera sabiendo que son ellos lo que pueden o no avisar de catástrofes como estas? Y ¿qué se hace? ¿Puedo poner una demanda en contra de los responsables? Como pasó en la guardería ABC… ¿Dónde están los responsables? Una vez más: ¿¿¿Quién responde??? Gracias a las y a los que leyeron hasta aquí =)