Cuando viajo en tren siempre escojo el asiento que le da la espalda a la dirección de tren, y voy de frente mirando lo que atrás queda… se puede interpretar que me falta arrojo “porque siempre hay que mirar hacia delante” bah! que tontería!.
A mí me gusta mirar hacia atrás porque me gusta ver como me alejo. Me gusta fotografiar (en mi mente) todo lo que queda. Me gusta ser conciente que todo se queda atrás…
Cuando llego a mi destino todo tiene más sentido… es más… tangible, más conciente, más real. Entiendo que todo se quedó allá y que acá es diferente (ni mejor, ni peor, sólo diferente). Me gusta bajar del tren y mirar y oler todo al mismo tiempo, no poco a poco, no irme familiarizando con la estación a lo lejos.
Hoy viajo de espaldas a mi destino. Hoy miro hacia atrás, hoy te voy a mirar todo el día, te visualizaré y te tomaré muchas fotos, como me gusta, como -no- te gusta. Pero sólo será hoy y quizá un par de días más…
A mí me gusta mirar hacia atrás porque me gusta ver como me alejo. Me gusta fotografiar (en mi mente) todo lo que queda. Me gusta ser conciente que todo se queda atrás…
Cuando llego a mi destino todo tiene más sentido… es más… tangible, más conciente, más real. Entiendo que todo se quedó allá y que acá es diferente (ni mejor, ni peor, sólo diferente). Me gusta bajar del tren y mirar y oler todo al mismo tiempo, no poco a poco, no irme familiarizando con la estación a lo lejos.
Hoy viajo de espaldas a mi destino. Hoy miro hacia atrás, hoy te voy a mirar todo el día, te visualizaré y te tomaré muchas fotos, como me gusta, como -no- te gusta. Pero sólo será hoy y quizá un par de días más…
Wowow!! poetica como tu sola, yo siempre me pongo en la ventana de algun costado cuando puedo, y cuando me toca pasillo mejor me duermo jajaja.
ResponderEliminarQue bueno que solo sacaras fotos un par de dias mas... aver si es cierto!
Por mi parte, evito entrar completamente al vagón del tren y sentarme junto a los demás. Procuro, al contrario, buscar los pasillos y las zonas de paso entre los vagones donde encuentro cobijo.
ResponderEliminarMe fastidia la idea del intercambio. Sin embargo, por azar o deseo renegado, escucho casi siempre la conversación de los demás: edifico en la imaginación el rostro y los gestos de quien habla y que en ese momento me da la espalda. En ocasiones logro sentirme parte de la historia que se cuenta entre dos amigos o a través de un teléfono. Casi siempre guardo la plaza de espectador. De testigo incómodo. Llevo hasta el límite mi intrusión, bueno, hasta que uno de los dos decide terminar la función, decendiendo del tren. Es así como colmo mis ansias de probar otras vidas, de tomar otros nombres, de hablar de recuerdos y de personas que nunca conoceré.
@Literaliloser: si, sólo un par de días, es más... de qué estamos hablando? jajajaja
ResponderEliminarCristian: ya abre tu blog! eso da para un post =P